Llantos de niños, golpes en el interior de habitaciones vacías, voces en mitad de la noche y apariciones de extrañas sombras son sólo algunos de los fenómenos que tanto trabajadores como huéspedes afirman haber presenciado en el Parador de Mérida. Un edificio que en el pasado fue convento y hospital psiquiátrico, y cuyos misterios desgranaremos de la mano de la periodista y antropóloga Israel Espino.
También viajaremos hasta Murcia para descubrir la espantosa maldición que se cierne sobre el Teatro Romea. Cuenta la leyenda que los monjes dominicos a los que arrebataron los terrenos sobre los que hoy se levanta lo condenaron a sufrir tres grandes incendios en tres noches de aforo completo. En 1877 y en 1899, las llamas ya redujeron el emblemático edificio a cenizas, y desde entonces, siempre que hay espectáculo, sus directores dejan alguna entrada sin vender para tratar de evitar una tercera catástrofe. Nuestro compañero Benjamín Amo ha tenido acceso a sus instalaciones y personal para averiguar qué hay de cierto en esta famosa tradición murciana con 125 años de antigüedad.
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